miércoles, 23 de febrero de 2011

Martín y el charco misterioso

Un día Martín salió de su casa, ese día hacía mucho frío, Martín llevaba una chamarra azul, una bufanda verde y unas botas de lluvia para protegerse del frío, su mamá le había empacado en su lonchera un sándwich de frijol, aunque a Martín no le gustaba el frijol, pero eso a las mamás no les importa, lo único que quieren es hacer que todos se coman lo que hicieron de comer, sepa rico o no.
Lo importante en esta historia es que cuando Martín iba caminando con sus botas se dio cuenta de que sus botas estaban mojadas ¿Por qué estaban mojadas sus botas?, bueno lo mismo se preguntó Martín, cuando miró hacia abajo se dio cuenta de que había estado caminando en un enorme charco y ya estaba muy lejos de su casa. Martín volteó a todos lados y nada… no encontró su casa, de hecho tampoco estaba viendo muy bien que digamos, en vez de ver como normalmente lo hacemos, él estaba mirando las cosas de una manera muy extraña, como si todo se estuviera agrandando y él se estuviera encogiendo. Volvió a mirar, pero ahora fijándose en cada detalle, el paisaje era parecido al de un ¡PANTANO! Sí, eso era, no se estaba encogiendo, se estaba hundiendo en un pantano. Martín ni siquiera sabía cómo había llegado ahí, se empezó a desesperar, a moverse rápidamente, a tambalearse, casi sentía que se ahogaba, luego oyó un grito que decía:
-¡Martín!-mientras él se tambaleaba.
-Eso es- pensó en voz alta- ¡vienen a rescatarme!
-¿Rescatarte?, ¡despertarte más bien!
Luego Martín sintió un golpe fuerte, se había caído de la  cama, todo fue un sueño.

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